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jueves, 6 de agosto de 2009

16. EL SECRETO DE LAS PAPAS FRITAS



-HOLA, ¡¡¡QUÉ GANAS TENÍA DE VERLOS!!!
-Los extrañé mucho, mucho, mucho-dice Ticha.
-Yo, na
da- contesta don Antónimo.
-Yo, muchís
imo-le dice don Aumentativo.
-Alguito- comenta la señorita Sinánimo.
-Más vale algo que nada-sugiere don P
roverbio.
-Cada día estás más bella-la piropea el señorito Adjetivo.
-¿Y doña ANTOJOLÍA?-pregunta don Cuento.
-Seguro que decorando alguna deliciosa torta-contesta la señorita Poesía.

-Frío, frío-responde Ticha.
-¡FR
ÍO, FRÍO, FRÍO, FRÍO...-dice don Eco.
-Me pidió que le entregara a doña C
opla esta copia.
-¿Qué dice?- pregunta do
n Interrogativo.
-¡Qué pregunta!- exclama el señor Admirativo.
-Bue
no, prontito lo sabremos-acota Juanito Diminutivo.
-Sra. Fábula, Ud...-dice la se
ñorita Abreviatura.
-Yo le so
stengo la copia para que pueda verla mejor, nada más.
-O menos.
-Bueno, nos
sentamos y escuchamos a doña Copla.


ODA A LA PAPA FRITA


Chisporrotea
en el aceite
hirviendo
la alegría
del mundo:
las papas
fritas
entran
en la sartén
como nevadas
plumas
de cisne
matutino
y salen
semidoradas por el crepitante
ámbar de las olivas.

El ajo
les añade
su terrenal fragancia,
la pimienta,
polen que atravesó los arrecifes,
y
vestidas
de nuevo
con traje de marfil, llenan el plato
con la repetición de su abundancia
y su sabrosa sencillez de tierra.

Pablo Neruda

-Deliciosa- dice doña ANTOJOLÍA.
-Perdón, ¿se refiere a la Oda?

-¿A mi expresiva lectura?
-En este momento, me refiero a la papa frita.
-¿Se lavaron las manos al llegar?
-Sí Sra., ya tenemos bien claro que debemos hacer para protegernos de la gripe A.
-Ticha, dale a cada uno una servilleta de papel, por favor.
-Muchísimas gracias -dice el Sr. Buenos Modales.
Sin más, entra con una bandeja llena de cucuruchos de papel y vasos con limonada y comienza a repartir.

-¡Deliciosas!
-¡Riquísimas!
-¡Distintas!
-Cierto, saben distintas estas papas fritas.
-¿Por qué?
-Les dije que había una receta familiar, que es un secreto.
-Sra. apiadese de nuestros paladares, sino de nosotros.
-A
demás del sabor también es distinto el color.
-¡Cierto!
-Dice Ud. cierto con toda certeza- afirma el padre de la Familia de Palabras.
-Ticha, acompáñalos a lavarse las manos.
-Niña, ¿tu has visto?- pregunta don Tuteo.
-Sí, en estos días me estuvo enseñando a cocinar y me contó algunos de los secretos.
-No voy contarlos, pero los escribí para no olvidarlo.

En el cuaderno
de Ticha se lee:
-Antes de freírlas, ponerlas en una bolsa con harina y sacudirlas bien. Si me gusta un condimento, agregarlo en la harina.
-Poner las papas en el aceite caliente.
-Escurrirlas en la espumadera y ponerlas en un recipiente cubierto con papel de cocina, pa
ra que absorba el aceite.
-Salarlas en el momento de comerlas.
-Ah, los huevos fritos se hacen con el aceite frío, se los baña con él mientras se va calentando.
CHIM-PUM

-Este es otro secreto, entre ustedes los lectores y yo, el cuaderno.

-¿De acuerdo?
-¡De acuerdo!

Mientras los amigos de doña ANTOJOLÍA, no dejaban de alabar a las papas fritas, la Srta. Poesía le pregunta al señor SABELOTODO:
-¿Qué tendría más, Odas u objetos coleccionados?
- Es muy difícil contestar.
-Era prolífico como escritor y compulsivo como comprador.
-Ha tenido muchas anécdotas por esa compulsión.
-La que me resulta muy graciosa, fue cuando quiso comprar un canguro embalsamado enorme.
-Me imagino buscando un lugar donde ponerlo.
-Realmente, fue una merienda distinta.
-Y riquísima.
-Si se repite, no nos vamos a enojar.

-Adiós.
-Hasta pronto.
-Hasta mañana.
-Chaucito.

Hasta pronto chicos y no tan...
Besos.

SUsana