
-Hola, estoy buscando una revista...
-Revistas, revistas, si algo faltaba eran revistas.
-¿Murmurando con cara de ogro con dolor de muelas, don Cuento?
- No, él no murmura, diría que mastica las palabras.
-Señorita Poesía, no la había visto.
-Estaba recitando los versos que vamos a escribir hoy.
-¡QUÉ!, otra vez Poesía, no es justo.
-Estamos de acuerdo por una vez con él-dijeron a coro doña Fábula y la Copla, asomadas a la puerta.
-Señor, señoras, ustedes son mis invitados, pero la que decide soy yo.
-Siiiiiiiiiiiiiií...
-Yo pensaba...
-Había entendido...
-Creo que hay muchos rumores por estos pasillos.
-¿Otra alegre Copla?
-No, mejor una interesante Fábula escrita por mi señor esposo, don Félix.
-Señoras, a comentarios tan egoístas, les diré que NO.
-Don Cuento fue mi primer invitado y buscando entre mis libros y revistas encontré...
-Señorita Poesía, tome un pañuelo y sequé ya sus lágimas de "cebolla escondida" en la cartera.
-Don Cuento lo veo sonrojado, ¿el motivo?
-Doña ANTOJÓLOGA no haga usted caso, quizá la emoción...
-Justo, esa es la palabra que me decidió.
-Emoción, ¿por qué?
-Me emocionan las historias de amor con final triste.
-No, hoy usé rimel violeta y si lloro voy a ser un mamarracho.
-No es necesario que llore.
-Lo hago siempre en las tragedias.
-No es una tragedia, es algo que en realidad sucedió hace muuuuuuuuuucho tiempo.
-¿Usted estaba allí?
-No, nací un mes después.
-Por poco perdió la posibilidad de verlo.
-Le aseguro que lo prefiero.
-Tomen asiento a mi alrededor, esta vez es un Cuento ilustrado
"Había una vez una pareja de enamorados dinosaurios, planeando su futuro maravilloso, mientras miraban entusiasmados la caída de los meteoritos".
-¿Qué pasa?, ¿no ve la letra?
-Veo perfectamente, terminó.
-¿CÓMO?
-Como lo oyeron, el cuento terminó.
- Mientras traigo la limonada les pido que refexionen sobre lo leído.
Se quedan sentados, en silencio.
-Acá estoy, por favor doña Copla, ¿me alcanza las copas?
-¿Pensaron algo?
-Estoy muy triste, no puedo.
-Ellos disfrutaron de un gran amor.
-Para mí para ser un Cuento, es corto.
-Siempre dando la nota, señorita Poesía.
-Señora , ¿me permite?
-Adelante, don Cuento.
-Ustedes saben que vivo en una biblioteca, que se leer y a veces lo hago.
-Sííí.
-¿Entonces?
-Leí el cuento más corto que se haya escrito.
-Cuéntenos, por favor.
-Lo recuerdo, está en mi memoria.
EL DINOSAURIO
CUANDO DESPERTÓ, EL DINOSAURIO TODAVÍA ESTABA ALLÍ.
AUGUSTO MONTERROSO
-¡Qué coincidencia!
-¡Más dinosaurios!
-Gracias don Cuento, sólo voy a agregar que se los llama "CUENTOS BREVES".
-Señores, terminó la lectura, debo continuar con mis tareas.
- Hasta luego.
-Hasta luego, doña ANTOJÓLOGA.
Chau, chicos y no tan...
SUsana